La llegada a Mesopotamia de contingentes de población semita a mediados del III milenio a.C. parece estar íntimamente relacionada con el cambio de situación que se produce en la Mesopotamia del III milenio a.C., pues al parecer esta población, unida a la ya existente desde antiguo en la zona, habría conseguido controlar el territorio e imponer su poder tras fundar una dinastía, de la que sería cabeza Sargón.
Sargón, jefe de un importante ejército y cabeza de un sistema burocrático bien organizado, fundó un Imperio que traspasó los límites de Mesopotamia, llegando hasta la península de Anatolia, el Mediterráneo y otras "áreas periféricas". Creó así un estado centralizado de corte absolutista que mantuvo su cohesión a través de sus sucesores durante más de un siglo, rompiendo de este modo con la tradición de las ciudades independientes sumerias. Sargón, jefe del poder político y religioso, fue considerado a partir de entonces el "Rey de los Cuatro Confines" y deificado como "dios de Akkad", fortaleciendo de este modo el gobierno absolutista que había creado.
Sargón, jefe de un importante ejército y cabeza de un sistema burocrático bien organizado, fundó un Imperio que traspasó los límites de Mesopotamia, llegando hasta la península de Anatolia, el Mediterráneo y otras "áreas periféricas". Creó así un estado centralizado de corte absolutista que mantuvo su cohesión a través de sus sucesores durante más de un siglo, rompiendo de este modo con la tradición de las ciudades independientes sumerias. Sargón, jefe del poder político y religioso, fue considerado a partir de entonces el "Rey de los Cuatro Confines" y deificado como "dios de Akkad", fortaleciendo de este modo el gobierno absolutista que había creado.
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