Después del Auriñaciense, la mayor parte del continente europeo asiste a la expansión del Gravetiense. Es un complejo industrial que tiene una gran extensión cronológica y espacial. En España se constata desde el 28.000 al 21.000 B.P.
Colgante gravetiense Cueva de El Pendo Museo Arqueológico Nacional |
Presenta elementos comunes claramente identificables, como un utillaje definido por la presencia de puntas laminares tipo Gravette y la estandarización de los útiles sobre hueso, nuevas estrategias de subsistencia que incluyen los contactos a larga distancia y la generalización de la caza especializada y un sustrato simbólico común que se manifiesta en la existencia de santuarios, la representación de la sexualidad femenina (“venus” esculpidas y vulvas dibujadas) y la vuelta a los enterramientos de inhumación.
Supuso un gran aumento demográfico y una concentración de la población en determinadas regiones:
- El Gravetiense cantábrico (Bolinkova y Amalda en el País Vasco, Cueva del Castillo y Cueva Morín en Cantabria y Llonín y La Viña en Asturias). Ahora el arte rupestre experimenta un gran desarrollo.
- En el Gravetiense mediterráneo (Reclau Viver en Cataluña, Mallaetes y Parpalló en Valencia y la Cueva de Nerja en Málaga) destacan los útiles sobre hueso y los colgantes sobre moluscos perforados o con entalles para la suspensión. También existen evidencias de caza especializada y destaca el aprovechamiento de numerosos recursos marinos.
La casi totalidad de los yacimientos están emplazados en cuevas o abrigos rocosos, probablemente como consecuencia del enfriamiento climático.
El arte rupestre se muestra en forma de incisiones parietales profundas y dibujos de animales no peligrosos. También se han encontrado vulvas, manos y antropomorfos pintados. El arte mueble experimenta una gran explosión, destacando los colgantes.
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