Las condiciones políticas y sociales de la Península Itálica hacen posible el florecimiento de una nueva cultura que se conocerá como Renacimiento y que se desarrollará entre los siglos XV y XVI. Entre estas condiciones destacan algunas.
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La península itálica en el Renacimiento |
La primera es la existencia de restos arqueológicos de la cultura de la Roma antigua, que propiciarán su estudio y valoración, sirviendo de inspiración a los nuevos artistas. Se siente nostalgia por la Edad Antigua, que en Italia se sentirá como un arte nacional, y se hará notar en este regreso al pasado de las artes, no sólo visuales, sino también en la literatura. En esta última destacará el uso del latín como vehículo de expresión escrita.
Otro aspecto relevante es el desarrollo urbano, pues las ciudades-estado italianas tienen una organización política y económica propia que las hace rivalizar entre sí. Además, en estas ciudades, destaca la clase media, formada por comerciantes y artesanos.
Aparece, además, el mecenazgo, es decir, el apoyo por parte de dueños de grandes fortunas e importante poder social a escritores y artistas. Mientras que estos últimos conseguían reconocimiento o financiación, los mecenas conseguirán prestigio personal que se perpetuará en la sociedad más allá de su muerte. Destacarán familias como los Sforza en Milán o los Médici en Florencia.