La historia del siglo XX tiene en mayo de 1968 una fecha mítica, pues se produce la crisis de los valores de la modernidad, cuya constatación afectaría a las estructuras de todo el mundo occidental.
Tras la Segunda Guerra Mundial el mundo queda dividido en dos bloques: uno capitalista y otro comunista, lo que da lugar a un mundo bipolar caracterizado por la tensión en las relaciones entre ambos. Sin embargo, fue también una época de gran desarrollo económico y tecnológico. Además, el final de la contienda había alumbrado una nueva época de grandes cambios que transformaron de forma radical la forma de vida de millones de personas.
El primero de estos cambios fue el abandono del campo por parte de millones de personas y su asentamiento en las ciudades. Es la llamada "muerte del campesinado". A partir de entonces, el modelo urbanístico heredado dejará paso a una ciudad compuesta básicamente de un centro administrativo rodeado por barrios periféricos.
En la economía capitalista, un factor de gran repercusión sería el incremento de las profesiones para las que eran necesarias estudios superiores, lo que provocaría un estallido numérico en las aulas de enseñanza secundaria y universitaria. Un crecimiento que fue algo nuevo, repentino y que dio lugar a la aparición de una verdadera nueva clase con una gran fuerza política y social.
También las familias conocieron grandes cambios, provocados en buena parte por el nuevo rol de la mujer en la sociedad. Sería este cambio progresivo el que marcaría el paso de la expansión de los movimientos feministas a partir de los años 60.
Además, la crisis de la familia tradicional estaba relacionada con un cambio en la percepción de la sexualidad y de las relaciones de pareja.
Los jóvenes, nacidos después de 1950, formaban parte de una generación divorciada de su pasado que no era capaz de comprender los viejos dictados vitales de sus mayores.
El nuevo modelo de vida estaba marcado por el individualismo, y este estilo ponía de manifiesto el rechazo a los valores tradicionales e ilustraba el proceso de búsqueda de nuevas pautas para las relaciones entre las personas.
La revolución cultural que se produce en esta época tiene por tanto a la mujer, a la familia y a la juventud como protagonistas principales y pretendía erradicar toda forma de limitación personal para hacer posible la plena autonomía del individuo.
Ver también: La herencia de Mayo del 68
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