Corriente tenebrista
Nos entrega una pintura realista, cruda y descarnada de belleza o hermosura idealizada. Recurre a personajes de la calle y se sirve técnicamente del óleo sobre lienzo. Se acentúan y diferencian las luces y las sombras de manera cortante, consiguiendo un acentuado dramatismo en la presentación, un verismo en la iluminación, un naturalismo en la expresividad y un realismo en el movimiento y dinamismo de los personajes. Además se recurre a las composiciones descentradas, perspectivas varias e ilusionismos perceptuales que nos hacen imaginar una escena con todos los sentidos abiertos.
Alternativa clasicista
Pronto la Iglesia romana auspiciará una pintura más moderada, clasicista, digna y amable importada de Bolonia que coincidirá cronológicamente con el tenebrismo.
El clasicismo que se intenta restaurar es el de los mejores y además añaden ese punto de refinamiento heredado de algunos manieristas, pero con la moderación suficiente para presentar un equilibrio muy razonable y sensible al mismo tiempo.
La Iglesia romana tomará partido por esta corriente, razón por la que perdura mucho más en el tiempo que su contemporánea tenebrista.
Barroco decorativista
En el segundo tercio del siglo, las circunstancias eclesiales romanas cambian hacia un triunfalismo que hace nacer la tercera corriente: el barroco decorativista, que abandona el comedimiento y la mesura clasicista y el naturalismo tenebrista para encaminarse por sendas de teatralidad, retórica, escenografía e ilusionismo acordes con el poder de la Iglesia triunfante.
Ver también: Pintura barroca en Italia
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Me ha servido de mucho, aunque la información es muy escasa, deberían ampliarla.
ResponderEliminarPor lo demás todo está perfecto. Muchas gracias.
Muchas gracias por el comentario. Se ampliará la información lo antes posible
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