Desde el año 476 los diversos estados germanos obraron con mayor libertad y, de forma paulatina, se fueron instalando en ciertas zonas de los países ocupados o en algunos puntos estratégicos. Los asentamientos se hicieron en tierras imperiales o en dominios particulares que los germanos compartieron con los habitantes de procedencia romana.
En el conjunto de los pueblos germanos podemos distinguir dos categorías en función de su capacidad de resistencia a los cambios: aquellos que fueron absorbidos por otros reinos más fuertes (suevos o burgundios) o que no pudieron resistir la contraofensiva bizantina (vándalos y ostrogodos); y por otra parte, aquellos que lograron sobrevivir a las continuas fluctuaciones, al menos hasta la llegada de los musulmanes a Occidente a comienzos del siglo VIII: visigodos, francos, anglos y sajones.
Ver también: Los pueblos barbari
En el conjunto de los pueblos germanos podemos distinguir dos categorías en función de su capacidad de resistencia a los cambios: aquellos que fueron absorbidos por otros reinos más fuertes (suevos o burgundios) o que no pudieron resistir la contraofensiva bizantina (vándalos y ostrogodos); y por otra parte, aquellos que lograron sobrevivir a las continuas fluctuaciones, al menos hasta la llegada de los musulmanes a Occidente a comienzos del siglo VIII: visigodos, francos, anglos y sajones.
Ver también: Los pueblos barbari
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