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26 enero 2012

El esplendor pictórico de las necrópolis del Imperio Nuevo (tema)

Las pinturas que decoran los enterramientos de los reyes y de los altos personajes de Tebas, Menfis y Aketatón son de gran calidad y fueron ejecutadas por auténticos maestros, expresando en ellas cada pintor su personalidad pese a todas las convenciones que determinaron en todo momento este arte.
Se fue perfeccionando el estilo con respecto al tratamiento dado al cuerpo humano en épocas anteriores. Las formas de las figuras se alargan, su pose se torna menos inflexible, los colores están más logrados, de manera que permiten plasmar la transparencia, y los contornos se vuelven menos inflexibles. El movimiento se hace más presente a partir de la época de Amenofis III. La riqueza, el lujo y el exotismo de la nobleza de esta época se ponen de manifiesto en la gran profusión de joyas y de detalles que acompañan a las ricas y elegantes vestimentas y a los tocados de las grandes damas.
Destacan las pinturas de la Tumba de Ramose, de la Tumba de Menna, de la Tumba de Userhet, de la Tumba de Rekhmiré y de la Tumba de Nakht.

Escena de banquete de la tumba de Rekhmiré (TT 100)

Tras la etapa amarniense, durante la época ramésida, las imágenes pictóricas decoraron tanto las paredes de las tumbas regias como las de los artesanos que trabajaron en la necrópolis tebana, quienes vivieron en el poblado de Deir-el-Medina.
El punto culminante de la pintura oficial de la época es la decoración de los muros de la Tumba de Nefertari.
En las pinturas de los enterramientos de los más renombrados artesanos de Deir-el-Medina se han encontrado numerosos esbozos decorativos, llamados ostraka, que fueron trazados sobre fragmentos de caliza, con gran libertad compositiva, sirviendo de boceto a futuras composiciones. Destacan las tumbas de Ipy y Senedjem.
En general, en las imágenes de esta época existe un intento de independencia tanto en el trazo como en el colorido y en las expresiones de los rostros. Estos logros pronto quedarán codificados, a finales del Imperio Nuevo, anulando definitivamente el genio individual del dibujante y del pintor. Esto es debido a la progresiva tendencia a asimilar las imágenes de las tumbas con las que aparecen en las escenas del Libro de los Muertos.

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