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05 enero 2012

Dama de Baza (obra)

Dama de Baza
Dama de Baza
(Museo Arqueológico Nacional,
Madrid)
Nos encontramos ante una obra de arte mueble o mobiliar de bulto redondo, es decir, trabajada por todos sus lados, aunque está pensada para ser vista sólo de frente, pues su parte posterior se encontraba adosada a una pared de una tumba perteneciente a una necrópolis. Está realizada en un solo bloque de piedra caliza de color grisáceo, enlucido con yeso y policromado, pintura de la cual aún quedan restos. Representa a una mujer sentada en un trono y fue realizada en torno al siglo IV a. C.
Las damas del arte ibérico son figuras femeninas, ricamente adornadas, que pueden aparecer sedentes, entronizadas, vaciadas para albergar las cenizas de un difunto, o erguidas y hieráticas como portadoras de ofrendas (Dama del Cerro de los Santos).
Debido a las facciones de su rostro esta Dama es más realista que la Dama de Elche, que aparece más idealizada, por esto se cree que pudo haber sido un retrato de una mujer real.
Dama de Baza (detalle)
Detalle de la Dama de Baza (MAN)
Destaca el hieratismo y solemnidad de la figura, que se encuentra ricamente ataviada y sentada en un trono. Está vestida con un manto, una túnica y dos sayas de color azul y decorados con motivos geométricos y calzada con unas babuchas rojas que apoya en un cojín azul. Su pelo negro está recogido en dos rodetes a ambos lados de la cara y su tocado se adorna con una tiara. Destacan sus pendientes, de forma cúbica rematados en flecos. Además se adorna con brazaletes, anillos, gargantillas de pequeñas cuentas y dos collares: uno con colgantes en forma de lengüeta considerados como porta-amuletos y otro con tres colgantes en forma de anforilla. Estas joyas representan a piezas de orfebrería de tipo orientalizante.
El trono tiene un respaldo en forma de alas, reposabrazos y cuatro patas, las delanteras talladas en forma de garras de león. Probablemente imitaba a un trono de madera, pues está pintado de color marrón. En uno de los laterales tiene una oquedad en la que se depositaban las cenizas del difunto.
Su función es funeraria, pues esta escultura se encontraba en una tumba junto al ajuar funerario y además servía para albergar las cenizas de un difunto en su interior. Además puede que tuviera una función religiosa, pues pudo representar a alguna diosa que protegiera al difunto.
El mundo funerario, al igual que el religioso, era muy importante y estaba muy presente en la cultura íbera, una cultura muy compleja que trasladaba a sus muertos a las necrópolis que se situaban en las inmediaciones del poblado y una vez allí se llevaba a cabo el proceso de cremación. Estas cenizas se metían en un recipiente y en ocasiones dentro de una escultura de gran tamaño como esta Dama de Baza o como la Dama de Elche. Éstas se situaban después dentro de su tumba junto con el ajuar funerario que el difunto pudiera necesitar después de su muerte.

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