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04 febrero 2012

La vida intelectual y la cultura en la civilización bizantina (historia)

La vida intelectual y la cultura de la civilización bizantina son brillantes y complejas, pues juegan un papel intermediario entre el helenismo y la cultura oriental y el mundo latino occidental, formando un gran crisol de culturas. Así, la vida intelectual y la cultura bizantina mezcla elementos romanos, cristianos, orientales y griegos.
Todo esto se produce debido a la necesidad del propio Imperio de emplear a matemáticos, juristas y literatos para su amplia burocracia y a la gran actividad intelectual desarrollada en los monasterios.
Pero toda esta cultura y vida intelectual se desarrollaba al margen del pueblo, pues las obras se escribían en latín, desconocido para el pueblo, o en griego clásico, incomprensible para la mayoría, que hablaban en distintos dialectos.
Alejandría se convierte en la capital científica del Imperio hasta que en el año 642 cae en poder de los árabes.
Destacan las obras de los padres de la Iglesia Oriental, que desarrollan una literatura teológica original y de pensamiento propio, y las obras de distintos historiadores y filósofos.
En arte destacan Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, que realmente eran científicos y que son los arquitectos de Santa Sofía de Constantinopla. También destacan las murallas de Daras y Palmira, las Fortificaciones de las Termópilas, la iglesia de Santa Irene, y en Rávena, San Vital y San Apolinar el Nuevo.
El pensamiento iconoclasta, que prohíbe la veneración de imágenes, tendrá una gran repercusión en el arte, pues hará que todas las imágenes sean destruidas, aunque se siguen realizando retratos profanos y escenas de cacería. Como consecuencia de esto se produce un gran desarrollo de la decoración vegetal y geométrica. Así, el uso y poder de los iconos se hace mayor desde finales del siglo VI, y en el siglo VII se convierten en característica de la piedad y de la vida bizantina tanto en público como en privado.

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