Tras las vísperas y maitines, el convento de Cluny celebraba las misas de difuntos. En la misa principal se recitaban oraciones por los benefactores y amigos y se conmemoraba a los monjes y a sus allegados que habían fallecido recientemente. La misa de la mañana estaba dedicada a las oraciones por los difuntos. Por orden de Odilón, el 2 de noviembre tenía lugar en todos los monasterios cluniacenses el aniversario por todos los creyentes fallecidos, durante el cual cada sacerdote oficiaba una misa de difuntos y todos los demás monjes recitaban el salterio y el Padre Nuestro. Este es el origen del día de los difuntos.
En el caso de los cofrades fallecidos, tras su muerte, cada monje tenía derecho a siete misas de maitines y a la mención de su nombre en todos los ruegos por su alma en la primera semana tras su muerte. Pero, sobre todo, le correspondía un tricenarium consistente en treinta misas de difuntos en su honor. Durante este tiempo se ofrecía su ración de comida a un pobre, que estaba obligado a cambio a rezar por él.
Bonita confusión la que se describe en este comentario. La fiesta de Todos los santos tiene su origen en Oriente y en Occidente comienza en Roma en el Panteon, dedicado este templo romano a la memoria de los mártires. Luego se extiende a todo el orbe. Para más información, Historia de la Liturgia, Madrid, BAC, 1955.
ResponderEliminarPara comenzar me gustaría aclarar que en su origen el Panteón de Roma no fue consagrado a la memoria de los mártires, sino a todos los dioses.
EliminarObviamente se trata de un error en la redacción de la entrada (que se corregirá lo antes posible), pues se habla del día 2 de noviembre, que no es el día de Todos los Santos (1 de noviembre y con origen anterior), sino el Día de Difuntos y del origen de la misa conmemorativa de ese día.
Si está interesado en la bibliografía se la mandaría a su correo sin ningún problema.
Por otro lado le agradecería si se identificase para posteriores comentarios con el fin de guiar mejor la conversación.