San Sebastián de Mantua León Battista Alberti |
Nos encontramos ante una representación gráfica de la obra arquitectónica de León Battista Alberti (1404-1472) San Sebastián de Mantua, obra realizada en Italia en la década de 1460, durante el Renacimiento italiano, bajo mandato de Ludovico II Gonzaga (1412-1478), duque de Mantua. Esta iglesia ha sido muy retocada con el paso del tiempo.
Se considera a Alberti como la encarnación perfecta del arquitecto humanista del Quattrocento italiano. Tuvo contactos con los principales centros culturales de su época, lo cual incidió al mismo tiempo en su aprendizaje y en la difusión de su pensamiento. Fue además, asesor de príncipes, nobles y papas.
El Quattrocento (siglo XV) es, arquitectónicamente hablando, un periodo de experimentación, donde cada vez tiene más importancia el racionalismo geométrico y matemático que acabó llevando a la perspectiva central en los edificios, al estudio de las proporciones y a la estricta simetría. Se producen en esta época ciertos contrasentidos, como en este caso particular, donde un edificio religioso está detrás de una estructura tradicionalmente pagana, cosa que responde al nuevo cambio de mentalidad, una forma más vital y pagana de concebir la vida que religiosa.
Se trata de un templo de dos plantas superpuestas. La inferior, enterrada, es de tres naves separadas por pilares. La planta superior, la principal, es de planta central (cruz griega inscrita en un cuadrado), forma que pretende vincular el presente con la antigüedad clásica (martyria y baptisterios paleocristianos), con tres ábsides y capillas laterales dispuestas simétricamente a lo largo de la nave, forma que recuerda al Mausoleo de Teodorico en Rávena. Sus interiores, según los tratados y estudios de Alberti, debían ser blancos.
Exteriormente se asienta sobre un alto zócalo, en cuya fachada principal Alberti dispuso dos tiros de escaleras laterales en los ángulos, que flanquean tres arcos de entrada a la iglesia inferior, para acceder a la parte superior. Esta parte superior está formada por un pórtico con cinco aberturas, las dos laterales en arco y las tres centrales arquitrabadas. Sobre el friso, soportado por pilastras gigantescas desnudas, se encuentra un frontón triangular.
Ver también: Arquitectura religiosa italiana del Quattrocento
Se considera a Alberti como la encarnación perfecta del arquitecto humanista del Quattrocento italiano. Tuvo contactos con los principales centros culturales de su época, lo cual incidió al mismo tiempo en su aprendizaje y en la difusión de su pensamiento. Fue además, asesor de príncipes, nobles y papas.
El Quattrocento (siglo XV) es, arquitectónicamente hablando, un periodo de experimentación, donde cada vez tiene más importancia el racionalismo geométrico y matemático que acabó llevando a la perspectiva central en los edificios, al estudio de las proporciones y a la estricta simetría. Se producen en esta época ciertos contrasentidos, como en este caso particular, donde un edificio religioso está detrás de una estructura tradicionalmente pagana, cosa que responde al nuevo cambio de mentalidad, una forma más vital y pagana de concebir la vida que religiosa.
Se trata de un templo de dos plantas superpuestas. La inferior, enterrada, es de tres naves separadas por pilares. La planta superior, la principal, es de planta central (cruz griega inscrita en un cuadrado), forma que pretende vincular el presente con la antigüedad clásica (martyria y baptisterios paleocristianos), con tres ábsides y capillas laterales dispuestas simétricamente a lo largo de la nave, forma que recuerda al Mausoleo de Teodorico en Rávena. Sus interiores, según los tratados y estudios de Alberti, debían ser blancos.
Exteriormente se asienta sobre un alto zócalo, en cuya fachada principal Alberti dispuso dos tiros de escaleras laterales en los ángulos, que flanquean tres arcos de entrada a la iglesia inferior, para acceder a la parte superior. Esta parte superior está formada por un pórtico con cinco aberturas, las dos laterales en arco y las tres centrales arquitrabadas. Sobre el friso, soportado por pilastras gigantescas desnudas, se encuentra un frontón triangular.
Ver también: Arquitectura religiosa italiana del Quattrocento
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