El Templo de Júpiter Óptimo Máximo Capitolino es probablemente el templo más importante de los inicios de la Antigua Roma. Se encontraba en la colina Capitolina y estaba dedicado a Júpiter, junto con Minerva y Juno, que formaban la famosa Triada Capitolina.
Reconstrucción del Templo de Júpiter Capitolino (Imagen: Sailko en Wikimedia commons) |
Fue comenzado en época etrusca por Tarquinio Prisco y terminado por el último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, aunque fue consagrado posteriormente, en el año 509 a.C. por el cónsul Marco Horacio Pulvilo.
Planta del Templo de Júpiter Capitolino (Imagen: Manuel Bueno) |
El templo, de forma rectangular, se elevaba sobre un alto podio y tenía una escalinata en su parte delantera, aumentando así la importancia de la fachada, a diferencia de los templos griegos, en los que la escalinata suele rodear al edificio por completo.
Estaba rodeado por columnas en tres de sus lados, mientras que la parte trasera es un muro recto que forma parte de la cella. En la parte delantera contaba además con otras dos filas de columnas exentas que dan lugar a un profundo pórtico o pronaos. La naos o cella estaba dividida en tres partes, estando la central (que era un poco más ancha) dedicada a Júpiter y las laterales a las diosas Juno (a la derecha) y Minerva (a la izquierda). Vemos, por lo tanto, que es un templo construido según cánones etruscos.
El podio (visible en el Palazzo dei Conservatori) está construido con opus quadratum de capellaccio. La cubierta era una techumbre a dos aguas y haciendo de acrótera se encontraba una cuádriga de terracota pintada realizada por el etrusco Vulca de Veyes que posteriormente fue sustituida por una de bronce. La estatua principal, del dios Júpiter, también era originariamente de terracota policromada.
El templo sufrió varios incendios y fue reconstruido en varias ocasiones cambiando su estilo y características.
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